¿QUÉ ES UNA CRISIS HISTÓRICA?
Es cuando la Realidad critica tu ideología.
Hasta que baje Dios en persona y revele a TODA LA HUMANIDAD en un simultáneo multitudinario streaming La Verdad Absoluta, ¡todo lo que pienses es tan sólo una ideología!
Para ello dejo con ustedes al Byejo Pepe:
CAPÍTULO I
Y el hecho para entender es, nada menos, la peripecia máxima acontecida al hombre europeo, aquel radical viraje que ejecuta hacia 1600 y en que surge una nueva forma de vida, un Hombre Nuevo -el Hombre Moderno. Pero la idea de la Historia que en estas páginas he dibujado, implica que NO es posible entender de verdad algo del pasado sin que, de rebote, quede iluminado algo de nuestro presente y nuestro porvenir. De aquí que, si tengo gran fe en esas ideas, aun reconociendo su defectuosidad, NO es tanto ni sólo porque nos aclaran unos siglos que fueron, sino porque a la vez nos hacen penetrar en la realidad secreta de nuestro tiempo y nos permiten palpar, tal vez con un poco de espanto, sus entrañas estremecidas.
Aquel gran viraje de 1600 fue el resultado de una graves crisis histórica que dura dos siglos, la más grave que han experimentado los pueblos actuales. Yo creo que el asunto es de enorme interés, porque vivimos una época de crisis intensísima en que el hombre, quiera o no, tienen que ejecutar otro gran viraje. ¿Por qué? ¿NO es obvio sospechar que la crisis actual procede de que la nueva “postura” adoptada en 1600 -la postura “moderna”- ha agotado todas sus posibilidades, ha llegado a sus postreros confines y, por lo mismo, ha descubierto su propia limitación, sus contradicciones, su insuficiencia? Una de las cosas que pueden ayudarnos más, a lo que suele llamarse “salir de la crisis”, a hallar una nueva orientación y decidir una nueva postura, es volver la vista a quel momento en que el hombre se encontró en una peripecia parecida y, a la vez, opuesta. Parecida, porque también entonces tuvo que “salir de una crisis” y abandonar una posición agotada, caduca. Opuesta, porque ahora tenemos que salir precisamente de donde entonces se entró.
Entonces nació un hombre nuevo, una “variedad” de nuestra especie NO sida hasta aquella fecha y que NO volverá a ser: El Hombre “Moderno”, que comienza por ser el hombre cartesiano. Y es ya por sí curioso notar que este hombre cartesiano se dio perfecta cuenta de que era un hombre nuevo, un hombre que nacía, o lo que es igual, “EL” hombre que renacía.
En rigor, antes de que ese hombre nuevo existiese con plenitud se presiente a sí mismo y hasta se busca un nombre. A fines del siglo XIV y durante todo el XV comienza ya a hablarse de “modernidad”. En la Teología y Filosofía de las universidades se distingue la “vía antiqua” y la “vía moderna” y a los ejercicios religiosos tradicionales se opone lo que se llamó “devotio moderna” que triunfa hacia 1500.
COMENTARIO: De ahí que la Scienza sea la más perjudicada de todas las disciplinas mentales y las masas, tal como en la antigua Roma, se decante por irracionales creencias pseudo espiritualistas y el couchismo leninismo, ese estilo de pensar a cuyos cultores Sócrates habría llamado Sofistas.
Este presentimiento de que las cosas van a cambiar radicalmente antes de que, en efecto, cambien, NO debe sorprender mucho, porque siempre ha precedido las grandes mutaciones históricas y es, a la vez, una prueba de que tales transformaciones NO son impuestas a la Humanidad desde fuera, por el azar de externos acontecimientos, sino que emanan de íntimas modificaciones fermentadas en los senos recónditos de su alma.
COMENTARIO: Aquí veo presentida confusamente, la autopoiesis, al decir que NO son impuestas y la “Segunda Ley de la Biología” del Sacha Romesín: El curso que sigue la Historia de los seres vivos es guiada, momento a momento, por los deseos, las preferencias, los gustos. Al decir: "fermentadas en los senos recónditos de su alma". Sólo que para Maturana NO hay alma, sino biología, porque es un materialista.
Es forzoso decir que el tiempo oficialmente llamado Renacimiento fue una hora de formidable confusionismo -como lo son todas las de “pálpito”, por ejemplo, la nuestra.
La confusión va aneja (anexa) a toda época de crisis. Porque eso que se llama “crisis” NO es sino el tránsito que el hombre hace de vivir prendido a unas cosas y apoyado en ellas, a vivir prendido y apoyado en otras. El tránsito consiste en dos rudas operaciones: una, desprenderse de aquella ubre que amamantaba nuestra vida -NO se olvide que nuestra vida vive siempre “DE” una interpretación del Universo- y otra, disponer su mente para agarrarse a la nueva ubre, esto es, irse habituando a otra perspectiva vital, a ver otras cosas, a atenerse a ellas.
Estas dos rudas faenas cumplen las generaciones europeas de 1350 a 1550. Son dos siglos en que parece vivir el hombre europeo “en pura pérdida”. Claro es que NO hay tal. NO se llega a nada firme y positivo, pero, durante ellos, se van polarizando de nuevo modo los cimientos subterráneos de la mente occidental que van a hacer posible la nueva construcción.
Cuando esa faena subterránea se ha cumplido -hacia 1560-, en la generación de Galileo, Keplero y Bacon, la historia toma decidida una recta, avanza día por día sin pérdida y hacia 1650, cuando muere Descartes, puede decirse que está ya hecha la nueva casa, el edificio de cultura según el nuevo “modo”. Esta consciencia de ser un nuevo “modo” frente a otro vetusto y tradicional, es la que se expresó con la palabra “moderno”.
El llamado Renacimiento es el esfuerzo por desprenderse de la cultura tradicional que, formada durante la Edad Media, había llegado a anquilosarse y ahogar la espontaneidad del hombre. NO porque se haya repetido, una y otra vez en la Historia, debe menguar la extrañeza ante este hecho de que el hombre tenga periódicamente que sacudirse su propia cultura y quedarse desnudo de ella, como la zorra que se sumerge en el agua, para concentrar todas sus pulgas en el hocico y, con una rápida zambullida, librarse de ellas.
Lo más sorprendente de él es su reiteración, su repetición a lo largo del proceso histórico mejor conocido. Ese fenómeno es lo que se llama Crisis Histórica.
CAPÍTULO III
Ante todo, NO perdamos nuestra trayectoria. Volviendo la cabeza hacia atrás, recordemos los pasos que hemos dado y procuremos intercalar los nuevos que hemos menester. NUESTRA CUESTIÓN ES LA HISTORIA.
La historia, decíamos, se propone averiguar cómo han sido las vidas humanas. Lo humano es la vida del hombre, NO su cuerpo, ni siquiera su alma. El cuerpo es una cosa; el alma es también una cosa, pero el hombre NO es una cosa, sino un drama (una conjunción de varias “cosas” con existencia independiente unas de otras, que puede resultar en diversos tipos de relaciones entre esas “cosas” que pasan a conformar un sistema, si es que NO se eliminan mutuamente. Nota del Editor): su vida.
El hombre tiene que vivir con el cuerpo y con el alma que le ha caído en suerte. Uno y otra -cuerpo y alma- son los aparatos más próximos a él con los que tiene que vivir, es decir, con que tiene que existir en la Circunstancia. Para existir en la circunstancia en que ha caído, tiene que esforzarse en sostenerse dentro de ella; tiene que estar haciendo siempre algo. Y lo primero que tiene hacer es decidir lo que va ha hacer.
Mas, para decidirlo, tiene antes que forjarse una interpretación general de la circunstancia, formarse un sistema de convicciones sobre lo que su contorno es, que le sirva de plano para actuar entre y sobre las cosas.
La relación primaria del hombre con la circunstancia desnuda, compuesta de puros y desazonadores enigmas que le obligan a reaccionar buscándoles una interpretación, en suma, le obligan a pensar, a hacerse ideas (de lo que son y lo que valen las cosas. Comentario Editor), los instrumentos por excelencia, con que vive. El conjunto de esas ideas forman nuestro horizonte vital o mundo.
El Gran Problema del Ser Humano, es que de ordinario vivimos instalados en la seguridad de nuestras ideas habituales, recibidas, tópicas, y solemos tomarlas por la Realidad misma: lo cual hace que NO entendamos ni siquiera nuestras propias ideas, que las pensemos en hueco, en vacío, sin evidencia. Porque nuestra idea es reacción a un problema: si NO vivimos éste, nuestra idea sobre él, nuestra interpretación carece de sentido, NO es una idea vívida, llena, vivaz y esta observación me importaba mucho hacerla, porque es la clave para entender Las Crisis Históricas.
En ese horizonte vital o mundo y en vista de él, hacemos lo que hacemos y dejamos de hacer lo que evitamos hacer, en suma, vivimos. Ese horizonte vital o mundo experimenta un cierto cambio en cada generación. Yo he sostenido ante ustedes que ese cierto cambio es normal e inevitable: él hace que la Historia sea movimiento y variación, proceso y mudanza.
De Revolutionibus Orbitum Caelestium, se publica en 1543. ¿Qué efectos produce? ¿Transforma la visión del Universo? En modo alguno.
NOTA: Pasarían décadas hasta que fuese "tomado en serio", como nueva imago mundi.
CAPÍTULO IV
La perspectiva de la vida es distinta de la perspectiva de la ciencia. En la Edad Moderna se han confundido ambas: precisamente esta confusión ES la Edad Moderna. En ella el hombre hace que la ciencia, la razón pura, sirva de base al sistema de sus convicciones. Se vive “DE” la ciencia. Por eso Taine hacía notar que como en otro tiempo el hombre recibía sus dogmas de los Concilios, luego optó por recibirlos de la Academia de Ciencias. A primera vista nada nos parece más lógico y discreto. ¿Quién mejor puede orientarnos en nuestra vida que la Ciencia? ¿Vamos a volver a la Teología?
COMENTARIO: Cada vez que en la historia de un conjunto de elementos se conservan ciertas relaciones, se abre espacio para que todo lo demás cambie en torno a lo que se conserva.
Primera Ley de la biología.
NO volveremos a la antigua Teología, porque ya tenemos una Nueva: La del Dios Todopoderoso Mercado. El Estado es el Infierno y los políticos son los pobres diablos que lo regentan.
CAPÍTULO VI
La situación del hombre le permite desatender más o menos lo que pasa fuera, invertir la puntería de su atención, dirigiéndola hacia sí. Esta capacidad, que parece tan sencilla, es la que hace posible al hombre como tal. Merced a ella, puede volverse de espaldas al fuera que es el paisaje, salir de él y meterse dentro.
El animal está siempre fuera.
Toda cultura, al triunfar y lograrse, se convierte en tópico y frase. Tópico es la idea que se uno “porque” es evidente, sino porque la “gente” la dice. Frase es lo que NO se piensa cada vez, sino que simplemente “se dice” o repite. Mientras tanto se van acabando las consecuencias de esos que ya son tópicos, se van desarrollando sus posibilidades interiores, en suma, la cultura, que en su momento originario y auténtico era simple, se va complicando. Esta complicación de la cultura recibida hace engrosar la pantalla entre el sí mismo de cada hombre y las cosas mismas que le rodean. Su vida va siendo cada vez más colectiva. Su yo individual, efectivo y siempre primitivo, es suplantado por el yo que es “la gente”, convencional, complicado, “culto”. El llamado hombre “culto” aparece siempre en épocas de cultura muy avanzada y que se compone ya de puros tópicos y frases.
Se trata de un inexorable Proceso. La Cultura, producto el más puro de la autenticidad, puesto que procede de que el hombre siente con angustia terrible y entusiasmo ardiente las necesidades inexorables de que está tramada su vida, acaba por ser la falsificación de la vida. Su yo autético queda ahogado por su yo “culto”, convencional, social. Toda Cultura o grande etapa de ella termina por la “socialización” del hombre y, viceversa, la socialización arranca al hombre de su vida en soledad que es la auténtica. Nótese que la socialización del hombre, su absorción por el yo social, aparece al extremo de la evolución cultural, pero también antes de la Cultura. El hombre primitivo es un hombre socializado, sin individualidad.
Se comete un craso error presumiendo que es ahora cuando se ha inventado la socialización o Colectivización del hombre. Eso se ha hecho siempre que la historia caía en Crisis. Es la máxima enajenación o alteración del hombre. En cada Crisis, claro está, se ha verificado partiendo de una dimensión diferente. En el imperio Romano, desde el siglo III, por tanto, bajo la política de los Severos, el hombre es estatificado -moral y materialmente-. Se persigue a los intelectuales que entonces solían llamarse filósofos. Se obliga a los hombres más personales y pudientes de cada municipio a tomar sobre si la vida de la ciudad, especialmente las cargas municipales. Esto aniquiló espiritual y económicamente a las minorías mismas que habían creado el esplendor romano.
FIN.
COMENTARIO FINAL
Como los niños que sólo hacen su tarea a última hora, sin avisar a sus padres y hay que andar corriendo comprando cosas o haciendo a la rápida, por lo tanto, mal hechas; de esa misma manera se comporta La Humanidad, de ahí la demora de 2 siglos para salir definitivamente de la Edad Media hacia la Modernidad.
¿Tenemos 2 siglos para salir de la Modernidad?
Regresar a la Edad Media, con suerte, o a la Edad de Piedra, es la bifurcación planteada por el conflicto bipolar.
Recordemos la escena en The Big Short donde los jóvenes traders ven la caída de New Century y uno de ellos llama a su madre, diciéndole: VAMOS A VOLVER A LA EDAD OSCURA.
ESTAMOS A UN CLICK DE VOLVER A LA EDAD MEDIA
La Tercera Vía: El Camino Sistémico, del Sacha Romesín, es inviable, porque para ello es necesario un nueva altura de Consciencia y capacidad Reflexiva es lo menos que hay. La gente es más idiota ahora que antes, por lo que en ese aspecto ¡ya estamos en la Edad Oscura!
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